Bahía de sal, nace de una batalla erótica y de vida con la escritora Gabriela Guerra Rey, de sus recuerdos y de tantas personas que se acercan y le platican sus odiseas de vida.
Un Pueblo que existe en la realidad literaria, pero que cuya geografía y algunas de sus historias se alimentan de esas realidades que me tocaron en suerte a los diez años cuando, junto a mi familia atravesé, La Bahía de La Habana, y me fui a vivir a un pueblito escapado de Dios.
Hera el año de 1991 y con el dramático cambio, vino un derrumbe en el mundo del socialismo, el periodo especial para los cubanos y el descubrimiento para Maria de la Sal, de la religión, los libros, la libertad, las penurias y hasta del primer amor.
Imbricados y en la memoria individual y en la colectiva yacen todos los elementos que veinte años después de aquellas vivencias se desbordarían de manera arbitraria, sin permisos, en un pueblo imaginario: Bahía de Sal.
Bahía de Sal es el reflejo de ese absurdo latinoamericano que nos circunda; es un pueblo universal, bautizado por la penumbra y la luz de nuestras incipientes ciudades continentales.
Su bahía es el espacio donde sucede la existencia, pero también la barrera entre lo conocido y lo desconocido, entre el pasado y el futuro , entre la vida y la muerte , dejando entre ver esa condición inevitable en la que coexisten los isleños y que un gran poeta cubano , Virgilio Piñera, denomino , en La Isla en peso: “La Maldita circunstancia del agua por todas partes “.
